La ansiedad es un inconveniente no solo para persona que lo padece, sino que también se involucra a las personas que rodean al afectado. No es probable catalogar a un individuo ansioso como enfermo, pero es necesario comprender de qué forma podemos convivir con ella.
Sin lugar a dudas, resultará algo agotador y demandará demasiada energía, y no todos nos encontramos dispuestos a pasar la vida con alguien que dentro de una perspectiva exigente se frustra fácilmente y se enoja bajo una misma medida, con alguien que responde de forma inadecuada cuando las cosas no salen como quería, que culpe a los demás por todo lo que le ocurre.
Las personas ansiosas no son planificadoras, hablan sin pensar y suelen ser impulsivas, además de esto, tienen problemas con sus relaciones íntimas, no solo de pareja sino también de familia y de amistad.
Lo peor que puedes hacer si convives con una persona que tiene un caso de ansiedad que ha sobrepasado los límites normales, es retirarte y dejarle solo con el problema. Si la persona representa mucho para ti, es importante que permanezcas a su lado, y para eso puedes apoyarte de algunas de las ideas que te planteamos en estas líneas.
Por supuesto, esto no significa que debas dar el buen visto a todo lo que te diga, pero es importante que tengas en cuenta que las personas ansiosas tienen un desequilibrio y que la mayor parte de sus reacciones no son racionales. Lo mejor que puedes hacer para que se tranquilice es colocarte en su lugar.
¿Cómo mejoro la convivencia con una persona ansiosa?
Tabla de contenidos
Similar a cualquier relación la clave se encuentra en desarrollar el sentido de la comprensión. Tienes que prestar atención a los consejos que te ayudarán a convivir con una persona ansiosa, tomando en cuenta que detrás de la ansiedad hay ciertas causas escondidas.
Es evidente que tu amigo, hijo o pareja tienen elementos interesantes en su personalidad que pueden hacer frente a la ansiedad, llegando a reducirla. Hay momentos en que nos podemos sentir más nerviosos y presionados, aunque después podemos pasar a sentir amor y tranquilidad. Es importante ver más allá de lo ansiosa que puede estar una persona y valorar lo positivo de la misma.
Enfócate en la tranquilidad
Cuando nos encontramos ansiosos, nuestro cerebro tiene incapacidad de desconectarse. Nos encontramos al tanto de todo lo que ocurre alrededor nuestro y es imposible mantenernos en un estado de quietud. Aún más si vivimos en un ambiente ‘cortante’, esto imposibilitará que las cosas mejoren.
Haz que se la persona se sienta comprendida
Debes acompañar a tu ser querido de forma activa. En el momento que esté presentando un episodio de ansiedad tienes que ayudarle a pensar de forma racional. En compañía pueden sacar conclusiones favorables y resolver muchos problemas, cuya base es la vía para que la ansiedad desaparezca.
No presiones
Es suficiente con las propias exigencias que tenga la persona. La persona con la que convives, además de añadir más responsabilidad o exigir que se calme, hará que las cosas se entorpezcan. No le des órdenes, ya que se sentirá peor. No le presiones para que ‘se relaje’, ‘se duerma’ o ‘se olvide’.
Celebra los cambios diminutos
Haz que la persona se sienta apoyada y reconocida por su dedicación. Felicítalo, especialmente si el otro se está esforzando para reducir los niveles de ansiedad, a pesar de que los resultados no sean del todo mayores.
Si te encuentras en un momento en que las mejoras son paulatinas, es decir, vayan lentas, tienes que tener mucha paciencia, los cambios son para mejor, y mientras así lo sean, son bienvenidos, independientemente de la medida que tenga.
Habla del tema con la persona implicada
Lo más liberador para una persona ansiosa es hablar de lo que le ocurre. Solo con tener una conversación sobre el problema disminuirá la ansiedad, cediendo ante el inconveniente y disminuyendo.
Si te pide hablar, no lo niegues, ya que éste podría ser la necesidad más activa que tenga en pleno desierto. De igual forma puedes fortalecer la relación al preguntarle de vez en cuando si quiere conversar. Si dice que sí, es excepcional, y si prefiere hacerlo en otro instante, debes dejar que así lo decidas.
¿Por qué ocurre la ansiedad?
Según la psicóloga malagueña Maribel de Río, describe la ansiedad como una sensación muy intensa de malestar subjetivo que ocasiona síntomas a nivel emocional, fisiológico y conductual.
La psicóloga tiene trayectoria datada desde 1995, quién comenta que los síntomas más frecuentes de la ansiedad, por los que las personas piden ayuda psicológica son: sensación de ahogo, dolor en el pecho, llorar descontroladamente, problemas gastrointestinales, agitación motora, hormigueos, tensión muscular, miedo a volverse loco, miedo a morir y sensación de irrealidad, llegando inclusive a la despersonalización que es la sensación de estar fuera de sí mismo.
Los problemas de ansiedad corresponden a la psicología, ya que incapacitan la vida de la persona que lo sufre, y en muchas ocasiones recoge la de sus familiares y amigos más cercanos que están impotentes y frustrados porque no saben qué forma ayudarle. Para hacer frente a esta problemática, debes comprender primeramente qué es la ansiedad, de forma que puedas empatizar con la persona que la experimenta.
Hay varios tipos de ansiedad, por lo que es altamente recomendable conocer sobre este problema psicológico para saber cómo ayudar a la persona que lo padece. En primer lugar, situamos el trastorno de ansiedad generalizada, conocido por las siglas de TAG. Este problema representa la ansiedad en su rasgo más estable y duradero en la personalidad del paciente. Las personas que lo padecen se preocupan de forma excesiva la mayor parte del tiempo, representando preocupaciones intensas que afectan el funcionamiento de todas las áreas de la vida de la persona que lo sufre.
A esto se le suman las fobias, que son los miedos intensos y muy concretos a personas, eventos y otros aspectos. Hay fobias específicas, tales como: las tormentas, conducir, alturas, insectos, etc. Que de no tratarse pueden interferir en mayor o menor medida en la vida de la persona.
La fobia social tiene también como base a la ansiedad, ya que la persona siente un profundo miedo a sentirse evaluado y juzgado negativamente por parte de otras personas. Es importante recalcar que tener esta fobia no significa necesariamente ser una persona tímida, ya que la persona que padece la fobia, evita las situaciones que resultan intimidantes, interfiriendo en el funcionamiento dentro de las áreas personales, académicas y laborales.